viernes, 23 de noviembre de 2012

Rápido y Furioso: Test Toyota GT86

Por Dedo Medio

Acompañamos a nuestro amigo Chubi Zani, corredor de rallies y, desde hace seis meses, de drifting (es decir, conducir haciendo derrapar el auto como si estuvieses huyendo de la policía), a la base de Las Palmas, en Chorrillos, para exigir al Toyota 86 al extremo. Unas semanas antes este modelo hizo lo propio en las carreteras de Los Caminos del Inca, y en ambos casos pasó la prueba. Lamentablemente tenemos que confesar que sí, fuimos crueles e hicimos sufrir a las llantas como a presos de Guantánamo.

El ruido de las llantas chillando y los motores rugiendo es constante y ensordecedor, como si estuvieses en una película de acción, (o como si fueses un asalta bancos). Los pilotos que se dan cita en la base de Las Palmas para desafiar curvas, practicar giros y acrobacias se conocen todos. Son rivales en las pistas pero amigos fuera de ella. Se turnan para utilizar el doble infinito que dibuja la pista. Miran a quienes llevan el auto de un lado a otro con una mirada entre expectativa y analítica. A diferencia mía, ellos no solo disfrutan del espectáculo, sino que estudian a sus rivales.

Paolo Zani, el popular Chubi, piloto de rally con 12 años como profesional, hace patinar el Toyota rojo en cada vuelta, llevándolo a su antojo de un lado para el otro. Estos espectaculares movimientos, dignos de una escena de Rápidos y Furiosos son lo que llaman drifting, un deporte que apenas lleva dos años en el Perú y poco menos que veinte a nivel mundial. Algún observador novato podría pensar que a los conductores les regalaron el brevete, pero esa sería una impresión equivocada. Este deporte consiste justamente en controlar el descontrol.

Luego de unas cuantas vueltas, Chubi cuadra su Toyota 86 (cuyo nombre alude al AE86 de la marca japonesa, último modelo antes de éste con tracción en la rueda posterior). Apenas se cuadra, otro piloto impaciente entra a la pista. La acción de Chubi más que a un gesto de caballerosidad por cederle la pista a quien espera en la cola, obedece a la precaución: las llantas deben enfriarse o se reventarán, como le sucedió a un auto gris, minutos más tarde, de un sobre entusiasmado e imprudente corredor.
Este auto está hecho para el drifting. No es el más rápido del mercado –aunque sus 200 caballos de fuerza lo convierten en un auto bastante más que respetable si de hacer saltar la aguja del acelerador se trata– pero sí es el que mejor dobla y el que mejor frena. “Está para ir rápido y seguro, para ir derrapando, divirtiéndote y no tener ningún susto. Esa es la idea: está creado para divertirse” dice Chubi con el orgullo de un papá hablando de los goles de su hijo. Solo lleva seis meses en esta disciplina. Lo que resultó algo complicado tratándose de un deporte que se tira abajo todo lo aprendido en el rally, en donde soltar el timón es comprar medio boleto al suicidio. En el drifting es lo ideal para enderezar el auto y tomar la siguiente curva.

Chubi aprendió todo lo que sabe de drifting gracias a Takeo Matayoshi, y Lucho Mendoza hijo, promotores de esta disciplina en el Perú. Precisamente hoy se encuentra Takeo entre los pilotos que han venido a practicar. Chubi le ha dado el carro para que lo pruebe. Luego de unas acrobacias, baja del 86 con la emoción de quien acaba de subirse al más reciente de los juegos mecánicos.

—Oye, ¿qué tal?—, pregunta Chubi.
—¡Bieeeeeeeeen, cuñao! ¡Paja! Primera vez que manejo este auto. ¡Oye, suavecito! ¡Y es bien fácil!
—Los sé. Lo has agarrado a la primera. En La Chutana doy la vuelta con una mano.
Takeo, en pocas palabras, pinta al auto en una: “Es como manejar un auto ficho, como si fuera un M3. Es un carro cómodo. No calienta, tiene aire acondicionado. Con este auto bien armado… jodes gente”. La pequeña y única diferencia es que el M3 vale tres veces más de lo que te cuesta un 86.



Incursionar en drifting después de tanto tiempo en rally, debe ser como tener novia nueva. Ok, bueno, para Chubi, debe ser como una amante, pues su gran amor sigue siendo el rally. “Lo que pasa es que en rally puedes estar en tierra, barro, gravilla, lo que sea, nunca es igual. En drifting necesitas una buena pista. Son cosas diferentes pero en ambas hay diversión. Personalmente, me relajo más en drifting. Me divierto. En rally vas más serio, no te ríes tanto”. A pesar de que el Toyota 86 es un auto mejor acondicionado para drifting, debido a su tracción posterior, Chubi lo ha utilizado tanto para los campeonatos de drifting como para rally. Este año compitió con el Toyota 86 en Los Caminos del Inca con éxito en la categoría Turismo Mejorado, en la que acabó segundo, detrás de Luis Alayza Jr., quien se llevó el primer lugar en un Toyota Corolla AE86. El 86 de Chubi es el primer carro en América de este modelo que se usa para correr en tierra.

Los Caminos del Inca fueron la prueba de fuego del auto. De Huancayo a Ayacucho pasó por precipicios, nevados y peligros. Un accidente en este tramo le costó 20 minutos y la chance del primer lugar. Recorrió 2,700 km de carrera en nueve días por asfalto, tierra, barro, trocha. El último día fue Arequipa – Lima, 1,000 km de carretera por la Panamericana a 240, casi cinco horas sin sacarle la pata.

Para Chubi el drifting tiene el futuro asegurado entre los amantes de los autos. “Es un deporte muy asequible para estudiantes y gente que no tiene un presupuesto muy elevado, ni auspiciadores, pero igual quiere correr. En mi época, cuando empecé, no había drifting, entonces tuve que recursearme para empezar a correr circuitos, rallies. Si hubiese habido esto habría empezado por aquí”. Y seguro, si alguien quiere empezar en el drifting, no hay mejor carro que el 86. “De hecho es el mejor carro que he tenido. Me gusta la tracción posterior, siempre me ha gustado. Y es la oportunidad que tengo para correr este auto en tierra que es lo más divertido que hay”. No en vano el slogan de este modelo es “Fun to drive”.
 
GRACIAS POR LA NOTA DEDO MEDIO

No hay comentarios: